Está muy en boga el fenómeno foodie, la cocina de calidad, la cocina itinerante, los foodtrucks, la moda de lo sano, lo ecológico, el kilómetro 0, lo healthy…  llamadlo como queráis... y aún no nos ha conquistado a todos, pero poco a poco nos va seduciendo. Además, hay un montón de iniciativas relacionadas con el ecoturismo, buscando un poquito en las redes se encuentran asociaciones de cooperativas de ecoturismo y de turismo rural,  proyectos colaborativos de pesca artesanal, ecoaldeas, agro ecoturismo de base comunitaria,… Y pensamos que a la gente del sector, pero también a los del sector del DIY (Do it yourself o, en español, hazlo tú mismo) y a los que sufren alergias e intolerancias alimentarias, y a papás y mamás, les gustarán algunas campañas de Goteo ¡muy apetitosas!

Por ejemplo, ¿quién sabe cómo se construye un deshidratador industrial de fruta? ¿No? Pues todos los detalles para su construcción están disponibles y accesibles para todos gracias a la campaña de La Fundación Escuela de Solidaridad que pensó en una forma de dar empleo y una posible reinserción laboral a las personas en grave situación de exclusión social que acoge en Granada y Alozaina, y a la vez una manera de aprovechar la producción agrícola y ecológica de la zona. Además de construir el prototipo de deshidratador para hacer pruebas, también quisieron difundir el modelo para que otras entidades puedan crearlo y utilizarlo.

O ¿cómo se construye un horno moruno? y ¿para qué podríamos querer saber cómo construirlo? Para poder cocer pan, bollería, asados… en el menor tiempo posible y con la menor cantidad de leña, ¿Verdad? O para, simplemente, contribuir al desarrollo rural y evitar que se cierre la última puerta de una masía de Zucaina, El Molino del Villar, en el Alto Mijares de Castellón, que hace “agricultura sin venenos y con energías renovables”. Y no serías la única persona, el interés que ha generado esta cooperativa neopaisana para construir un granero de ecoturismo es flipante, como lo es su impulsor. Ernesto Rodrigo lleva 24 años dando vida y mimando este obrador artesano, de pan integral biológico, con levadura madre, cocido en horno moruno y dotado de energías renovables para cubrir todas sus necesidades energéticas y las de la vivienda. Y el retorno colectivo de este proyecto es ni más ni menos que un manual de construcción y manejo de hornos morunos, ¡lo queremos ya!

También han vuelto al campo los miembros de la cooperativa Kikiricoop, que buscan apoyo para comprar la maquinaria necesaria para llevar a cabo dos iniciativas centradas en la lucha por la soberanía alimentaria: producir una crema de cacao y avellana ecológica que se llama Asturcilla y crear un cátering con vocación ecológica y vegetariana, Con-fusión comidas, que compartirá en su web las recetas elaboradas. Su idea, además es que su cooperativa sirva como paraguas legal a otros proyectos de características similares, poder apoyarse mutuamente, compartir recursos y experiencias.

A veces, comer sano no es una opción sino una necesidad vital, y si uno sufre alergias e intolerancias alimentarias y vive en un lugar remoto no lo tiene fácil para poder acceder a productos libres de alérgenos. Eso es lo que le ocurría a Laia, que entre otras cosas no podía comer gluten ni lactosa, se especializó para asesorar empresas y entidades del sector de la restauración e ideó el Food Truck Tolerancias para llevar productos de calidad, libres de alérgenos y con registro sanitario, elaborados por productores y artesanos, hasta comarcas rurales catalanas.

En Bizkaia se ha creado Maskilu, una conservera colectiva para que huertas de autoconsumo, comunitarias y productoras, puedan elaborar conservas de frutas, verduras y setas de temporada de forma artesanal. Y para que estas conservas sean de alta calidad y también con registro sanitario necesitaban una máquina autoclave para su esterilización, que ya han conseguido. Creen que su proyecto es escalable y exportable a otras zonas, por lo que se han comprometido a facilitar el material vinculado al proyecto en forma de planos, contactos y recursos; y también a compartir recetario de conservas de temporada, en su web!

Pero no hace falta vivir en el campo para comer bien, y eso es lo que quieren demostrar desde la Cantine du Midi, del barrio de la Belle de Mai, en Marsella. El equipo de En Chantier, personas apasionadas por la cocina de calidad, han hecho un proyecto integral, con buenos alimentos, buena cocina, buen transporte (comparten coche alimentario), y ahora quieren crear la Drogheria Belle de Mai, una tienda de ultramarinos basada en una metodología que privilegia la proximidad entre los productores y los consumidores, y se han comprometido a poner en el dominio público una base de datos de los productores que provisionan a la Drogheria para que todo el mundo pueda tener acceso a ellos, ¡con propósito comercial o no!

Y mientras se van desarrollando estas iniciativas, muchas veces seguimos comiendo mal, y el Comedor Infantil Ca la Rosa quiere poner remedio al tema desde la base-base, educando a los más pequeños a comer mejor, y por eso el proyecto trabaja con varias familias para asegurarse de que sus hijos reciben comida sana, local y ecológica.  Pero además pretende dar a conocer la comida ecológica y generar una metodología que sea replicable en otros lugares. El Comedor forma parte de la Xarxa d'Economia Social i Solidària, la XES, y es una excepción que confirma la regla, porque ¿cómo comen los niños en las escuelas? ¿De verdad que el comedor del cole sigue siendo tan cutre como siempre? Esa es la pregunta que se hacen los autores de Alimentando conciencias, una investigación sobre Comedores Escolares en España, un documento para investigar el modelo actual y un audiovisual para apoyar a los movimientos y colectivos que abogan por un cambio de modelo en la restauración colectiva más sostenible y de calidad, ambos podrán consultarse en su web.

¡A ver si aprendemos algo y comemos mejor, a por todas!